Por Winston Man
Nos encontramos de pie ante la Puerta del Mar…
ese umbral que conecta el océano inmenso e infinito, lleno de misterio
con el río, donde el flujo es turbio, apresurado,
y termina disolviéndose en el azul del mar —
ese mar que, en sus profundidades, acoge a todos los ríos.
Dar un paso hacia aquí, es entrar al mar:
vasto, ilimitado, eterno.
Dar un paso hacia allá, es volver al río:
pequeño, ruidoso, impaciente y turbio.
Este es el límite del ser humano:
entre lo finito y lo infinito.
¿Eres río — o eres mar?
— Winston Man
Análisis filosófico y simbólico
El texto de Winston Man es una meditación simbólica y profundamente existencial.
Usando la imagen del río y del mar, nos invita a reflexionar sobre la vida, la conciencia, los límites y la posibilidad de trascendencia.
1. La “Puerta del Mar” – Umbral entre dos mundos
“Nos encontramos ante la Puerta del Mar… que une el Océano infinito y misterioso con el Río turbio y apresurado…”
La Puerta del Mar es el símbolo central:
representa un umbral, una transición, un punto de decisión.
De un lado está el mar — vasto, sereno, insondable.
Representa lo espiritual, lo ilimitado, la profundidad del ser.
Del otro está el río — estrecho, confuso, agitado.
Representa la vida cotidiana, el ego, los deseos, el tiempo.
Winston Man nos sitúa en ese punto crucial de transformación:
¿Vas a seguir viviendo como río, limitado y agitado?
¿O estás dispuesto a disolverte en el mar, y convertirte en totalidad?
2. Río y mar – Contraste entre lo limitado y lo infinito
“Un paso aquí es mar…
Un paso allá es un río pequeño, ruidoso, impaciente y turbio.”
La metáfora es clara y poderosa:
El mar es receptivo, profundo, sin forma fija.
Simboliza la disolución del yo, la libertad espiritual.
El río es estrecho, ruidoso, lleno de urgencia.
Simboliza el ego, la lucha, el devenir.
Ambos representan estados del ser:
Lo finito: vivir en límites, roles, miedos y apegos.
Lo infinito: abrir la conciencia, dejar el yo, abrazar lo absoluto.
3. La pregunta esencial: ¿Río o mar?
“Ese es el límite del ser humano —
entre lo finito y lo infinito.
¿Eres río, o eres mar?”
Esta no es una simple pregunta metafórica.
Es una interpelación espiritual.
Winston Man no da una respuesta.
Nos ofrece un espejo.
Y el reflejo que vemos depende de nuestra conciencia.
4. Capas profundas: simbolismo, filosofía oriental y existencialismo
Este texto no es solo literatura.
Es un koan zen, un llamado al despertar interior,
una propuesta de mirar la vida desde una profundidad radical.
a) Estar en la Puerta – Estado liminal
La Puerta del Mar representa el estado liminal:
En el budismo zen, es el vacío fértil.
Un pensamiento, y eres río.
Un silencio, y eres mar.
En el existencialismo, es el momento en que el ser humano se ve a sí mismo sin máscaras.
Allí nace la libertad absoluta — y con ella, la responsabilidad total.
b) El mar – Símbolo del Vacío y del Ser Universal
“El océano inmenso, lleno de misterio…”
En la filosofía oriental:
El mar es el Vacío (Śūnyatā) del budismo:
sin nacimiento ni muerte, sin forma fija, sin apegos.
Recibe todo, sin contaminarse.
También es el Sí mismo Universal (Ātman) del vedānta:
donde el yo individual se disuelve y se une al Todo.
Winston Man parece decir:
“Si cruzas la Puerta,
ya no serás tú.
Serás totalidad. Serás mar.”
Este es el estado de desapego del ego.
Y paradójicamente, allí reside la libertad suprema.
c) El río – Símbolo del ego, del samsara, de la agitación
“El río… turbio y apresurado…”
El río representa:
El ego, atrapado en deseos, temores y ambiciones.
La mente agitada, incapaz de estar presente.
El ciclo del samsara — nacimiento, muerte, sufrimiento.
En el lenguaje del zen, esta es la mente del mono inquieto,
saltando de pensamiento en pensamiento, sin paz.
d) ¿Río o mar? – Un koan vivo
“¿Eres río — o eres mar?”
No es una pregunta lógica.
Es un koan — un desafío a la conciencia.
Como:
“¿Cuál es el sonido de una sola mano aplaudiendo?”
“¿Quién eras antes de que nacieras?”
La respuesta no viene del pensamiento,
sino de un despertar silencioso.
e) La libertad y su peso: decisión existencial
Winston Man no elige por ti.
Solo te muestra la puerta.
Tras ella:
La libertad total, pero también
La responsabilidad absoluta.
Si eliges ser río, acepta tu límite, tu confusión, tu final.
Si eliges ser mar, deja de ser “alguien”,
pero te conviertes en todo.
Conclusión
Este breve texto es un manifiesto espiritual,
una llave para el despertar de la conciencia.
No da respuestas.
Abre una puerta.
No enseña.
Te devuelve a ti.
¿Sigues siendo río — o ya has comenzado a ser mar?